La Sábila, posee estructuras meristemática a nivel de la base del tallo rizomatoso, que emite hijuelos (nuevas plántulas) mediante propagación vegetativa.
Los aloes se reproducen mediante la fertilización de sus flores con el polen procedente de otras plantas, operación que tiene lugar gracias a los insectos y también a los pájaros que van de una flor a otra para absorber su néctar.
Una planta de aloe no se puede fertilizar así misma, forzosamente debe recibir el polen de otra planta, por lo que se dice que es “autoestéril”. Una vez fertilizada, la flor pierde sus pétalos y madura hasta convertirse en un pequeño fruto, que posteriormente desprende sus semillas que son desparramadas por el viento. Sin embargo, esta planta se puede reproducir mediante estolones o retoños, que nacen en la base del tallo, unos centímetros por debajo de la superficie de la tierra, formando así nuevas plantitas que crecen junto a la planta “madre” llegando de este modo, en estado silvestre, a formar verdaderas colonias de gran densidad.
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